sábado, 30 de julio de 2011

Letters: Letter 03: I don´t think in the never

CARTA 3
NO CREO EN EL JAMAS


Ha sido siempre ¿no es así?

Desde niño he tenido siempre la misma convicción, a pesar de todo lo que tuve que pasar, estoy aquí dándole la cara a la vida y demostrando que puedo ser fuerte…

Mi infancia, ¿qué podría decir?
Digamos que se divide en dos partes; la primera, cuando mi padre gozaba siendo un gran soldado, y la segunda parte cuando es retirado de esa vida que a él tanto le gustaba.
Ese fue el inicio de un infierno…un infierno que tuve que vivir…

Mi familia, era feliz, mi madre con su dulzura contagiaba cada rincón de la casa, mi padre hacía gala de su condición y yo me sentía el niño más feliz y dichoso del mundo.
Es terrible ver como ese “mundo ideal” que tenías se derrumba ante tus ojos y no puedes hacer nada para evitarlo, sin embargo siempre se guardaba la esperanza de que todo volviera ser como antes…

Supongo que pensaba así, por ingenuidad y porque de cierta manera no había visto realmente la cruda realidad, tal como era.

Con el pasar del tiempo en casa todo fue de mal en peor; mi padre se hundió totalmente en el alcohol, ya no era extraño verlo todos los días ebrio y descompuesto. Luego como si no fuera suficiente, empezó a maltratarnos a mamá y a mí… ella no decía nada ante esta situación, solo lloraba en silencio…

Un silencio que yo no comprendía. No entendía por qué mi mamá nunca levantó una queja, nunca se defendió quizás por temor a algo aún peor…

Pero no tuvo miedo de irse, el día menos pensado desapareció, a lo mejor se cansó de todo eso.

Por mi parte permanecí junto a mi padre, no me importaba como me trataba, pero aún así me dolía en el alma lo que hacía conmigo parecía ser, que ya no me veía como a su hijo sino como a un estorbo.

Sumando todo esto, las cosas no pintaban para nada bien, sobre todo para mí, me convertí solo en el hijo que le llevaba alcohol y comida, al no tener dinero empecé a robar, cosa que se me hizo costumbre, para complacer a mi padre.

En eso conocí a Boris, él tenía una experiencia que se asemejaba a la mía, a partir de ese día comenzamos algo que solo nos traería problemas; robos, engaños, timadas todo lo que pudiéramos, lo hacíamos para conseguir lo que necesitábamos.

Nos entendíamos tan bien desde el principio, quizás por tener vidas parecidas y haber estado tanto tiempo en contacto, pero aún así después de un tiempo me di cuenta que pensábamos muy diferente…

Nuestro juego acabó alguien nos tendió una trampa, en la cual Bryan y yo caímos de la manera más fácil…

Diría que estábamos perdidos y en serios problemas, la manera de ajusticiar de la gente no era muy amable que digamos. Podría decirse que esa vez, pensé que no tenía otra oportunidad, la impotencia de verme atrapado, sin una manera de salir, se anteponía a mi voluntad…

Hasta que Voltaire nos ofreció su ayuda, él estaba viajando por casi toda Rusia buscando chicos que tuvieran óptimas condiciones físicas, yo encajaba muy bien en ese perfil…dudé un poco en aceptar, en parte por el anhelo de ver a mi familia nuevamente reunida, pero al final acepte….

Ahora estaría viviendo en mejores condiciones, pero la regla era hacerme más fuerte, de ser un excelente bey-luchador, en aquella abadía; desde que puse un píe en ese sitio me prometí solo una cosa: “no creer en él jamás”, nunca darme por vencido, demostrarme a mí mismo que soy capaz de levantarme aún después de que la vida me llegue a dar la espalda, nadie dijo que vivir fuera fácil, pero tampoco imposible, además todo tiene solución mientras se viva y se tenga la convicción y confianza en cada cosa que se hace.

Fue duro al principio, como todo, además tenía que esforzarme si quería seguir allí, en varios ocasiones fui vencido, pero eso no quebrantó nunca mi voluntad, pues para mí la palabra “nunca” no estaba en mi mente, gracias a eso logré ser el capitán del equipo que surgió a raíz de esos rigurosos entrenamientos los “Demolition Boys”.

Estuve junto con Bryan, Spencer e Ian, entre todos ganamos el campeonato mundial por algunos años, hasta la aparición de los BladeBreakers, un equipo novato en trayectoria, pero que contaba con jugadores muy buenos que tenían una experiencia en otros equipos, sin duda uno de los mejores rivales que habíamos tenido.

A pesar de ello seguí hasta el final aunque no gané, pero tuve la satisfacción de una gran batalla.

Después de eso descubrí el propósito real de la abadía y la diferencia de opiniones entre Boris y yo, él quería tener poder con el beyblade, yo en cambio quería demostrar con el beyblade mi propia fortaleza y hacer que mis compañeros también lo hicieran…

Por fortuna todos pudimos zafarnos de Boris, ahí el nuevo reto sería mantenernos como equipo, pues Ian salió de este luego de ese torneo.

Quedando solo nosotros tres, al principio, bueno debíamos organizarnos de nuevo y a decir verdad no nos tomó mucho tiempo, surge así el equipo “Blitzkreig Boys”, uno de los mejores de Rusia.

Mantuve mi misma promesa…

Luego de un difícil campeonato mundial Una de las situaciones más difíciles a mi juicio fue el nuevo equipo de Boris, el cual nombró como “BEGA” un equipo de actitudes diferentes a las de otros, fue increíble la manera como nos vencieron, mi gran sorpresa Bryan y Spencer, dieron todo en esa batalla y no pudieron…

Ni siquiera yo pude dar la talla contra el equipo BEGA, Garland me venció con total facilidad, y no sólo eso, luego de la batalla fui a dar al hospital…

Sin embargo, todo esto lo considero como pruebas, esas pruebas que se cruzan en el camino para hacernos mejores o para rendirnos.

Las personas que conocí en ese recorrido me enseñaron mucho, y más que todo a no dejar de ver hacia adelante.

Hoy ya todos esos momentos duros y tristes han quedado atrás y he notado que todos han cambiado, aunque sea un poco, ahora como adultos se ve la madures y sensatez que se adquiere por todo lo que vivimos:

Yo ahora soy el nuevo director de la abadía; la misma en la que un día entre siendo un chico.

De los demás chicos, ¿qué puedo decir?

Bryan y Spencer son actualmente mis grandes amigos y mejores colaboradores en la abadía.

Digamos que esta es la historia de mi vida hasta ahora, no sé que me deparará el futuro, pero aún así lo espero, tengo la entera confianza para seguir…

Una muy buena pregunta: ¿por qué nunca renuncié a mis sueños?

Fácil, rendirse es como ceder ante la muerte y sinceramente no pienso darle ese gusto, como tampoco quiero anotarme en la larga lista de los derrotados por el temor y el miedo, que es el enemigo número uno de los sentimientos…

No soy de los que ve sentado, como pasa todo mientras me arrepiento de lo que pude hacer y no hice… ni pensarlo.

Al contrario, me dedique a buscar mi propia voz, para así encontrar también la esencia verdadera de mi ser, y el apoyo espiritual que mantiene firme hasta el final de mis días…
Porque siempre he creído en él y en mí…

Gracias a ello sé que siempre hay una manera de solucionar todo, pues aunque la oscuridad nos quiera rodear, siempre habrá alguien que nos ayudará a salir de ella de la mejor manera…

Por eso no creo en el jamás….
Tala Ivanov